El concepto de Industria 5.0, acuñado por la Comisión Europea en 2021, empieza a capitalizar los debates en el entorno tecnológico mundial. Una de las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 y de los episodios de confinamiento en la mayoría de países desarrollados fue precisamente el auge del uso de las tecnologías, así como la adopción acelerada a nuevas innovaciones en todos los ámbitos. Esto a la vez generó un aumento del foco de nuestra sociedad en el IoT (Internet of Things) y a la necesidad de poner el ser humano en el centro de la revolución digital, con el objetivo de mejorar la vida de las personas.
Durante los últimos diez años el concepto más relevante ha sido el de la Industria 4.0, centrada sobre todo en el uso de la inteligencia artificial y la digitalización de procesos para incrementar la productividad y la eficiencia. Sin embargo, en esta nueva etapa que empieza existe consenso en que la nueva Industria 5.0 no sólo debe perseguir afrontar las necesidades de digitalización, Big Data, IA, robotización y cobots, sino que sea la sociedad y el factor humano los que vuelvan a ser el punto central sobre el que la tecnología gire.
Según la Comisión Europea;
“La Industria 5.0 reconoce el poder de la industria para alcanzar objetivos sociales más allá del empleo y el crecimiento para convertirse en un proveedor resistente de prosperidad, haciendo que la producción respete los límites de nuestro planeta y situando el bienestar del trabajador de la industria en el centro del proceso de producción”.
Manufacturación personalizada: La Industria 5.0 impulsará la creación de productos personalizados. Actualmente, disponemos de un abanico casi infinito de productos, por lo que el próximo paso es adaptarlos a las necesidades individuales.
Despliegue de cobots: Para hacer realidad el punto anterior, es necesaria la ayuda de robots colaborativos. Los cobots, de la mano del ingenio humano, se encargarán de generar los productos. Así, estos ciborgs serán la clave fundamental de la Industria 5.0.
Empoderamiento humano: Se delegarán las tareas mecánicas, peligrosas y rutinarias a la Inteligencia Artificial. De este modo, el humano podrá disponer de más tiempo para llevar a buen puerto esas tareas que solo la razón puede ejecutar.
Rápidez y calidad: La cadena de producción industrial será mucho más rápida gracias a la colaboración entre robots y humanos. Además, todo producto gestado en este entorno gozará de más calidad sin sacrificar el toque humano.
Respeto medioambiental: Es probable que, con la mejora tecnológica, las organizaciones desarrollen sistemas de producción basados en energías renovables. De este modo, podría reducirse la emisión de residuos.
Esta nueva visión, por lo tanto, pretende focalizarse en 3 aspectos de forma complementaria: la sostenibilidad, el foco en el bienestar de las personas y la resiliencia de nuestra sociedad frente a cambios o amenazas. La construcción de una nueva sociedad pasa a ser ahora uno de los fundamentos de la nueva Industria 5.0.
Sostenibilidad
En materia medioambiental existe un consenso general en reconocer el progresivo deterioro que ha sufrido el planeta a raíz del efecto empresarial. Incluso existe un consenso general que asume el punto de no retorno actual, en el que nos obliga a replantear las políticas globales en materia de sostenibilidad para poder garantizar las condiciones de vida mínimas para las generaciones próximas. La reducción de emisiones contaminantes, la descarbonización y la gestión circular de los residuos son claramente fundamentales para afrontar esta nueva etapa de las sociedades actuales.
La transición digital y la electrificación de los procesos a través de una gestión inteligente de la energía también puede contribuir en este caso a mantener un sistema más alineado con los objetivos ecológicos.
La creciente urbanización de la sociedad ha generado un aumento exponencial del consumo de energía en edificios. El porcentaje de energía consumida por los edificios a nivel mundial podría estar entre el 40% y el 50% actualmente. Para afrontar la creciente demanda de energía en edificios y la necesidad de su descarbonización, es necesario el desarrollar soluciones tecnológicas para aumentar su eficiencia, automatizar sus sistemas y reducir su consumo total.
Antropocentrismo digital
El núcleo del cambio de la Industria 5.0 es el ser humano; el objetivo es que la tecnología pueda estar al servicio de las personas y no a la inversa. Es decir, se considera al trabajador o al usuario como una pieza clave que permite el desarrollo de los procesos o las organizaciones, donde las tecnologías deben ajustarse a las necesidades constantes de la industria y que no sean las personas las que tengan que adaptarse a los cambios sistemáticos producidos por la innovación y la acelerada evolución.
A pesar de ello, en muchos casos uno de los principales temores al hablar de digitalización de procesos, robotización o automatización suele ser la pérdida de puestos de trabajo. Es muy común la asociación de robotización y pérdida de empleo, aunque los datos dicen lo contrario. Los países que han integrado la transformación digital de forma más estructural son los que menos tasa de paro tienen, ya que precisamente permite aumentar la eficiencia de las organizaciones, la optimización de costes y, sobre todo, permite centrar el trabajador en todos aquellos aspectos en los que aporta su máximo valor.
El empoderamiento del trabajador en cuanto a la sostenibilidad, es el uso de tecnologías digitales intuitivas que le permitan mejor toma de decisiones en base al conocimiento.
Resiliencia
La nueva Industria 5.0 entiende el concepto de resiliencia como la capacidad del sector industrial de adaptarse a los diferentes cambios que van ocurriendo y lograr mantener sus niveles de servicio y de seguridad para las personas. Para lograr un futuro próspero de la industria, esta debe ser capaz de afrontar las posibles consecuencias y crisis que se sucedan, como por ejemplo en el contexto de la pandemia de COVID-19 recientemente devenida. De esta manera, una industria preparada para cualquier fallo o interrupción no verá necesario disminuir o detener la producción para poder hacer frente a la nueva situación.
El futuro de la revolución digital y tecnológica respecto a sus avances en la industria, son imparables. Las revoluciones tecnológicas se suceden en plazos de tiempo cada vez más cortos. Aunque las organizaciones se irán adaptando de forma paulatina a la quinta revolución industrial, a lo largo del proceso se habrán asentado las bases de la sexta. Estos ciclos se van retroalimentando entre sí, por lo que viviremos en un mundo digital en constante cambio.
La Industria 5.0 devuelve el bastón de mando a la mano humana. Este proceso trata de mejorar la productividad en la industria mientras que, de forma paralela, pretende reducir la frialdad endémica de estos entornos. De esta forma, los humanos volvemos a ganar protagonismo por encima de las máquinas, relegadas a ser nuestras ayudantes en cada plan estratégico a desarrollar.
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