top of page

Ruta del caso – desde QR en la máquina hasta cierre en Zendesk

QR Zendesk ZOHO IA CRM

Estás en planta, ves una máquina que no anda bien. Nada relevante, pero algo raro hay. Antes, ¿qué hacías? Anotabas o le avisabas a alguien. Tal vez mandabas un correo que nadie veía o el típico WhatsApp a un grupo que no responde. Mientras tanto, la falla empeora o directamente se pierde en la nada.


Eso no debería pasar, no hoy. Y no tiene por qué pasar. De hecho, hay mejores formas, más simples, que no dependen de recordatorios o de la memoria de nadie.


Hoy te vamos a contar cómo funciona un flujo completo de gestión de incidentes que arranca desde algo tan común como un QR pegado en una máquina, y termina con el ticket resuelto y cerrado en Zendesk.


No es teoría, es algo que ya está funcionando. Y lo mejor: el operario, el técnico y el sistema… trabajan juntos, sin trabas ni pérdida de tiempo.


Todo arranca con un escaneo


Hay un código QR. Ahí, justo en la máquina. No está ahí por protocolo ni porque queda bien. Está para eso: para usarse cuando hace falta.


El operario lo escanea, se abre un formulario; nada complicado. Ni siquiera hace falta que sepa el número de serie, el modelo o la ubicación del equipo: todo eso ya viene cargado automáticamente.


¿Y qué hace él? Describe breve y claramente. “Hace un ruido al encender”. “No prende la luz de control”. “No arranca”. Puede agregar una foto o un audio. Lo que sea más fácil para él. El punto es que no necesita saber términos técnicos. Solo tiene que decir lo que ve.


Ese formulario se completa en menos de un minuto. Y ya con eso… empieza el camino.


El dato no espera: se convierte en ticket sin pasar por nadie


Cuando se envía este formulario, no se guarda en una planilla. No llega por correo ni queda en un limbo esperando que alguien lo copie y lo pase al sistema. Va directo a Zendesk.


Esto ocurre porque hay una integración real, ya configurada, que toma todo ese contenido y lo convierte en un ticket. Uno real. Con su número, con todos los datos técnicos del equipo, con el mensaje del operario, con la hora exacta en que se reportó. Incluso con el tipo de incidente, si el flujo está configurado así.


Ese paso, que antes podía tardar horas (o directamente no ocurría), ahora sucede en segundos y sin intervención humana.


Zendesk no pregunta: actúa


Una vez dentro de Zendesk, el ticket no queda flotando. Hay reglas bien definidas  que determinan qué hacer con cada reporte según su tipo, su urgencia, origen, incluso su contenido. Entonces, por ejemplo:


  • Si viene de una máquina crítica, va directo al equipo de mantenimiento urgente.

  • Si tiene adjuntos visuales, se etiqueta como caso técnico con evidencia.

  • Si se repite en un mismo equipo, se cruza con otros reportes previos.


Todo eso pasa en automático. Nadie tiene que leerlo, pensarlo y decidir qué hacer. El sistema lo sabe, ya fue entrenado para eso. Y ese tiempo que se gana es valioso. No es solo eficiencia: es que las fallas se atienden antes de que escalen.


El técnico ya tiene todo en pantalla


Cuando el técnico abre el ticket, no tiene que llamar a nadie ni preguntar: “¿Dónde está la máquina?”, “¿Quién la reportó?”, “¿Cuándo fue?”. Nada de eso. Ya lo tiene todo.


Lee el detalle, mira la foto, escucha el audio si lo hay, ve la ubicación y si necesita apoyo, puede sumar a alguien más al ticket, sin perder trazabilidad. Todo queda dentro del sistema, con fecha, hora y usuario.


Esto, que parece menor, cambia todo. Porque elimina los malentendidos. Evita hacer la misma pregunta cinco veces. Y permite actuar más rápido.


Cuando se soluciona, se cierra


El técnico hace lo suyo. Revisa, arregla o designa, si hace falta. Pero al final, cuando marca el ticket como cerrado, el sistema no lo deja ahí. Inmediatamente, Zendesk envía una notificación al operario que lo reportó. “Tu caso fue atendido. Ya está resuelto”.


Y ahí mismo puede responder una breve encuesta. Algo simple. ¿Te sirvió el canal? ¿Fue rápido? ¿Lo volverías a usar? Con eso, el sistema no solo soluciona, sino que también aprende.


¿Qué tiene esta ruta que hace que funcione?


Alguno de los aspectos destacados que resaltan en este proceso:


  • Se inicia donde ocurre el problema, no en una oficina.

  • El operario no necesita saber nada técnico.

  • No se pierde tiempo con traspasos manuales.

  • Cada reporte llega completo y estructurado.

  • Zendesk asigna y prioriza automáticamente.

  • El técnico actúa con toda la información desde el minuto cero.

  • El cierre incluye notificación real y opcionalmente feedback.

  • Todo queda trazado y visible.


Y eso, en operación, se traduce en menos errores, menos excusas y más foco.


Conclusión


No se trata de inventar un sistema nuevo. Ya existe. Solo hay que implementarlo bien. Porque la ruta que empieza con un QR y termina con un cierre en Zendesk no solo ahorra tiempo: cambia la forma en que los equipos se relacionan con los problemas técnicos.


En SmartBricks diseñamos estos flujos para que funcionen en terreno, con operarios reales, en entornos donde el tiempo importa. Y cuando un reporte fluye sin fricción, todo lo demás mejora: mantenimiento, soporte y confianza interna.


¿Sigues reportando fallas por correo o WhatsApp? Estás perdiendo tiempo y dejando plata en la mesa. En Smartbricks armamos la ruta completa, desde el QR hasta el cierre automático en Zendesk, con todo integrado.


Pide una demostración hoy mismo. En poco tiempo podrás estar operando con un sistema real, sin fricciones. Porque reportar bien no es un lujo, es lo mínimo que tu operación necesita para mejorar.


 
 
 

Comments


© 2022 Smartbricks reinvención digital

bottom of page