top of page

Zendesk transforma clientes molestos en promotores y así es como lo logra.

ree

Nadie quiere un cliente enojado. En serio. Pero pasa, y no es por falta de ganas. Lo difícil no son las quejas, sino qué haces después. ¿Cómo haces para que un cliente que llegó molesto termine hablando bien de ti? Esa transformación es un arte, y Zendesk es la paleta que necesitas para pintar ese cambio.


Zendesk es esa herramienta que no solo junta tus reclamos, sino que organiza todo, te ayuda a responder rápido y con contexto. Y si sumas Smartbricks, te aseguro que el cambio es real.


Imagínate poder saber exactamente qué pasó con cada cliente sin que él tenga que repetirlo. Eso no solo ahorra tiempo, sino que baja mucho la tensión en la conversación.


¿Por qué se enojan? Y cómo Zendesk lo ve venir


No es solo porque algo salió mal. Los clientes se frustran porque sienten que no los escuchan, que tienen que repetir lo mismo tres veces o que nadie les hace caso. Muchas veces, la raíz del problema no es el error, sino la falta de atención real.


Zendesk une todas las charlas: WhatsApp, mails, redes, teléfono. Todo en un lugar. Así, si alguien empezó a quejarse en Instagram y ahora escribe por WhatsApp, el que atiende ve todo, sin tener que preguntar “¿Me puedes contar de nuevo?”.


Tiene algo que llama “Customer Context”, que no es más que una forma elegante de decir “historial completo”. Ahí tienes todo: qué dijo, cuándo, cómo se le respondió. Y si viste alguna vez cómo los agentes se pierden o hacen preguntas sin sentido, esto lo soluciona.


Además, Zendesk lee el “tono” de los mensajes, y si el cliente se pone más bravo, avisa. Así no te agarra desprevenido. Esta función permite a los equipos anticipar problemas antes de que se conviertan en crisis y responder con empatía, que es lo que realmente necesita un cliente molesto.


Automatización que no es un robot


¿Quién quiere hablar con una máquina? Nadie. Por eso, Zendesk arma respuestas automáticas que parecen escritas por personas, no copiadas y pegadas.


Si alguien pone “reclamo”, “cancelar”, o algo urgente, el sistema etiqueta el ticket y lo manda a la persona correcta. Nada de que pase horas dando vueltas sin respuesta.


Además, tiene macros que cambian según la situación, el canal o quién pregunta. Así, no le mandas lo mismo a todos, y eso se nota. Por ejemplo, un cliente que escribe a la madrugada por un problema urgente recibe un mensaje distinto al que manda una consulta general durante el día. Esa personalización hace que la experiencia sea mucho más humana.


Si la cosa se complica, el chat pasa a un agente con toda la información ya lista. El cliente no repite ni una palabra, y el agente puede enfocarse en resolver, no en recopilar datos.


Menos preguntas básicas, más tiempo para lo importante


Hay un montón de preguntas que se repiten, como “¿Dónde está mi pedido?”, “¿Cómo cambio mi contraseña?”, “¿Cuál es el horario?”. Zendesk tiene una base de conocimiento que funciona las 24 horas, para que el cliente se ayude solo.


Y ojo, que Zendesk usa inteligencia artificial para ver qué preguntas entran más y te sugiere actualizar o crear artículos nuevos. Eso mantiene la información fresca y útil.


Cuando alguien empieza a escribir, el sistema le ofrece artículos relacionados para que resuelva rápido y no espere por un agente.


Así tu equipo se concentra en casos más complejos y no se quema con lo básico. Esa es la diferencia entre atención reactiva y atención proactiva, y la clave para que el equipo soporte no se agote y siempre dé lo mejor.


¿Cómo sabes que Zendesk está funcionando?


Sin números, no hay verdad. Zendesk te permite medir todo: si el cliente quedó contento, cuánto tardaron en responder, cuántos contactos hizo hasta resolver, y hasta si después recomendó tu marca.


Por ejemplo, usan encuestas breves después de cerrar el ticket. Si el cliente no quedó contento, te avisa para que lo atiendan rápido. Esto permite cerrar la brecha que muchas veces queda abierta cuando el cliente se retira insatisfecho.


También puedes medir el “Customer Effort Score”, que es básicamente cuánto le costó al cliente arreglar su problema. Si ese número baja, estás yendo bien.


Los dashboards muestran todo bien claro y te dejan ver dónde mejorar. Incluso puedes identificar qué agentes o qué tipos de casos necesitan capacitación extra, para que no se repitan los mismos problemas.


Smartbricks hace que Zendesk funcione en serio


Acá está la clave: Zendesk no se instala y listo. Hay que configurarlo bien, entrenar al equipo, integrar con otros sistemas que uses. Smartbricks te acompaña en este viaje. No es solo tecnología, es entender tu negocio y armar la solución justa.


Por ejemplo, si usas Salesforce o algún ERP, Smartbricks conecta todo para que no haya información que se pierda o se tenga que repetir. Y capacitan a tus agentes para que usen Zendesk  y saquen el máximo provecho. Porque una herramienta potente sin entrenamiento termina siendo un cajón desordenado.


Cuando Zendesk y Smartbricks se juntan, sucede que:


  • El tiempo para atender baja muchísimo.

  • Hay menos tickets repetidos.

  • Más clientes felices que recomiendan.

  • Los casos urgentes se priorizan de verdad.

  • El equipo está menos estresado y más enfocado.


Esos clientes que antes se quejaban son ahora tus portavoces. Esto tiene un efecto dominó: un cliente satisfecho habla bien, otro lo escucha, y la reputación crece. Así, tu negocio gana en fidelidad y hasta en ventas.


Conclusión


Los clientes molestos no desaparecen, pero puedes cambiar la forma en que los tratas. Zendesk te da las herramientas, Smartbricks te ayuda a usarlas bien.


Así conviertes problemas en oportunidades. Y ese cambio puede ser la diferencia entre perder o ganar clientes en un mercado cada vez más competitivo.


¿Quieres transformar la experiencia en tu negocio? Pide una asesoría gratis en Smartbricks y descubre cómo convertir reclamos en clientes leales y que hagan crecer a tu marca.


 
 
 

Comentarios


© 2022 Smartbricks reinvención digital

bottom of page